No me preguntes el motivo, pero hoy, justo en este momento, sin razón, sin venir a cuento, te echo de menos.
Cartografías
Hace 5 años
Luchar por lo que se quiere, no darse por vencido y avanzar sin descanso hacia el objetivo deseado. A veces pienso que tal actitud está sobrevalorada. Tan bueno es no rendirse a la primera de cambio, como saber parar a tiempo cuando sospechamos que una situación no da más de sí. A mí, personalmente, suele costarme encontrar el término medio, ese punto de inflexión que separa un extremo de otro. Y sigo sin saber cuál es mejor.
¿Qué se puede hacer durante una Semana Santa tan lluviosa como ésta? Tampoco es cuestión de protestar, lo sé, que aquí lo verdaderamente importante es que estaré cuatro días seguidos sin pisar la ciudad vecina para ir a trabajar. Así que lo mejor será hacer caso omiso de la lluvia y actuar como si nada...
Estoy rodeada de gente maravillosa. Ayer fue mi cumpleaños y, entre todos, lograron que lo que iba a ser un miércoles laboral lluvioso, se convirtiera en un gran día. Regalos al amanecer, en el trabajo y por la tarde. Una pequeña tarta para soplar las velas mientras pido un deseo. Llamada entrañable de mis abuelos. Es increíble comprobar que hay personas que se esfuerzan por hacerte feliz, que quieren tu bienestar y se pintan una sonrisa para alegrarte el día. Gracias.
Una cosa es estar enamorada y otra muy distinta que se trate del hombre de tu vida. Puedes estar absolutamente enamorada y, sin embargo, saber que no es el hombre de tu vida. Son dos situaciones distintas y la primera no implica la segunda. Cuando mi amiga lo argumentó de forma tan sencilla, me quedé sin palabras. Fastidia aceptarlo, pero realmente es así.
Me gusta la buena energía que me rodea estos días. Me siento tranquila, animada y en calma. Me está viniendo bien la primavera y los días más claros. Ojalá dure esta situación. A veces da miedo pensar en la facilidad que pueden tener las situaciones para estropearse. Por eso, y por muchas otras razones, vale más no echar demasiadas cuentas, ni dar vueltas innecesarias a lo que el futuro deparará.
Llegará un momento en el que tendré que ponerme al día con todo lo que voy dejando pasar desapercibido, que sé que está ahí, pero por falta de tiempo, o para ser sincera, de ganas, mantengo apartado en un rincón. Lo siento, no está bien hecho, pero en mi defensa diré que de vez en cuando necesito soltar lastre y supongo que eso es lo que estoy haciendo ahora.
Me encantan los domingos, de principio a fin. Me gustan cuando salgo a la calle a pasear tranquilamente y apenas veo gente. Y me gustan cuando me quedo en casa, con mi gato y un libro, o escuchando música recostada en el sofá. Son días monótonos, casi siempre iguales, pero acogedores, bonitos, discretos. Tal vez por eso me tienen conquistada.
Estar en la cafetería hablando de sexo con dos amigas y percibir demasiado tarde que todo el mundo nos está escuchando es de lo más divertido que ha pasado esta semana en el trabajo. Más aún porque cuando dimos por finalizada la conversación, nos premiaron con un aplauso. Menos mal que aquel café es como nuestra segunda casa, ya nos conoce todo el mundo. Son más de dos años allí y han sucedido tantas cosas dignas de recordar...
Este blog últimamente peca de exceso de lamentaciones. Las cosas buenas no las suelo nombrar, por si se esfuman. Las malas no me importa analizarlas y diseccionarlas, entre otras razones, porque eso también me ayuda a dejarlas atrás más fácilmente. El caso es que soy asquerosamente sentimental, ahí estamos de acuerdo, pero por lo demás todo va bien.
Hay demasiada niebla para poder ver con claridad, pero tal vez esa no sea excusa suficiente, puede que ni siquiera sirva para esconder todo aquello a lo que preferiría no tener que enfrentarme. Sé en qué punto estoy, sé lo que debería hacer, pero echo tanto en falta una buena sesión de terapia con mi amigo de toda la vida, ese que ahora vive lejos (sí, él también), que noto que me quedo un poco coja. Y lo extraño no tanto por su presencia física, como por poder desahogar y dar rienda suelta a todo lo que revolotea por mi cabeza. Y por otra parte, si recordar no hace bien, ¿acaso no sería mejor hacer de tripas corazón y seguir adelante como si nada hubiese pasado?
Ayer por la tarde me fui en busca del mar, con un frío de impresión y mil capas de ropa encima. Me gustan las playas en esta época del año, cuando apenas hay gente y nadie parece percatarse de la presencia de los demás. Es una de las mejores formas que conozco para relajarse y equilibrar cuerpo y mente. Hoy amanezco como nueva.