Me dijo que no me preocupara por nada, que no pensara en nada, que simplemente le hiciera un pequeño hueco en mi mundo, hasta donde yo quisiera llegar y ya veriamos qué sucedía después. Era imposible, parecía imposible. Pero nunca me reí tanto como aquellos meses. Y no siento arrepentimiento de ningún tipo. De hecho, cuando dadas las circunstancias decidí ir parando, supimos estar a la altura de la situación sin esfuerzo, sin dramas ni arrebatos. Ojalá siempre fuera así. Pero cuando entran en juego los sentimientos, supongo que simplemente es imposible no llorar.
Para siempre
Hace 3 años