
Este blog últimamente peca de exceso de lamentaciones. Las cosas buenas no las suelo nombrar, por si se esfuman. Las malas no me importa analizarlas y diseccionarlas, entre otras razones, porque eso también me ayuda a dejarlas atrás más fácilmente. El caso es que soy asquerosamente sentimental, ahí estamos de acuerdo, pero por lo demás todo va bien.
8 comentarios:
Pues no me molestaría nada que me mencionaras alguna vez ;)
Qué acaparador! A ti ya te mencioné mucho hace tiempo... ;)
Pues las cosas buenas tambien está bien nombrarlas de vez en cuando, a veces nos ayuda a ver las malas de otra manera.
Estoy de sorteo en mi blog, si quieres pasarte, te espero.
Bss
tu comenta lo que te apetezca...la terapia es colectiva
Me alegro,entonces,todo normal...Intenta no diseccionar tanto las cosas malas y disfrutar más las buenas..las malas...como si nada...ni caso..
¡Uffff, pues BIENVENIDA al club, querida Aida! Yo también soy "asquerosamente sentimental", pero es que, a veces, es necesario en la vida, ante tanta fealdad anímica y política... Sobre todo en este país, que en cien (100) días las gaviotas en el poder han logrado que a España no la conozcamos ni la madre que la parió, ¡con perdón!
Así, que Sweet Aida, haces bien en ser romántica.
Besines y feliz tarde-noche de sábado.
Las cosas malas se analizan, se diseccionan y se olvidan...Las cosas buenas nunca se borran :)
A mí me pasa justo al contrario: sólo cuento las cosas buenas, y creo que no me vendría mal contar alguna regular, pero me cuesta mucho; esas me las quedo para mí. Besos :)))
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