
Hubo una semana, allá por el mes de abril, creo recordar, en que dediqué mis tardes a hacer abdominales. Así como suena, uno tras otro, hasta que acabé con unas agujetas de esas que hacen que te duelan partes del cuerpo que ni siquiera sabes que existen. Fíjense si estaba atontada, más aún cuando en mi cuerpo no hay ni asomo de grasa, ni michelines en cualquiera de sus variedades. Son cosas de la inseguridad, que tengo para dar y regalar. Y no hay nada que hacer. Ya puede venir el chico más guapo del mundo a decirme que no hay otra como yo, como fue el caso, que seguiré dudando de mí misma hasta la extenuación.
5 comentarios:
Mientras dudas y divagas esas cosas de mujeres, puedes entretenerte viendo mis fotos. Mira, yo soy la de la gorra verde, a tu izquierda:
http://desmond.yfrog.com/Himg734/scaled.php?tn=0&server=734&filename=poriy.jpg&xsize=640&ysize=640
¿A que molo?
Pobrecita, muerta de sed...
¡Cuánto te entiendo! A mí me suele pasar, más de tarde que de cuando, pero me suele pasar... Me dio por hacer bici estática en el gym, y eso que soy delgada y con piernas contorneadas, pero yo no lo quiero ver, la mayor parte del tiempo.
La PRINCIPESSA mola, mucho, mucho.
Todo el mundo tenemos nuestras inseguridades. Pero ellas no nos hacen feliz, por lo que debemos intentar por trabajar en que disminuyan en lo posible. Terapia. :D
Te lo dice una especialista en locura injustificada con el propio físico. Todo está en la mente. ;)
Es inevitable, pero sólo hasta el punto que tu decidas. Muak!!!
Tendré que pedir cita para hacer terapia contigo...me vendrá bien ;)
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