
Estoy en crisis desde agosto, justo es reconocerlo. Crisis personal, de esas que te desbaratan y aprovechan para alborotar todo lo que encuentran por el camino. Porque tengo la impresión de que el tiempo está transcurriendo demasiado deprisa y no me da para todo lo que quiero. Porque hay cosas que quiero demasiado lejos. Porque hay otras que directamente han pasado a otro nivel y ya no existen en mi círculo. No me gusta patalear ni centrarme en la parte negativa. Pero hay días en los que cuesta tomar la postura contraria. Y hoy es uno de esos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario